No es el más brillante, pero es el más sutil delicado
y penetrante de los sentimientos.
No importa el tiempo, la ausencia, los aplazamientos,
la distancia, las imposibilidades.
Cuando hay afinidades, cualquier reencuentro retoma la relación,
el diálogo, la conversación el afecto,
en el punto exacto en el que fue interrumpido.
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